Mitos de la cirugía Láser
La operación para corregir miopía, hipermetropía o astigmatismo comenzó a realizarse hace ya 30 años, y desde entonces se estima que unos 35 millones de personas han sido intervenidas con una muy elevada tasa de éxito. A pesar de ello, siguen persistiendo miedos relacionados con los riesgos y los efectos secundarios que las operaciones de cirugía refractiva pueden tener.
En lo que respecta a la cirugía refractiva, más que de riesgos debemos de hablar de seguridades. Estadísticamente, las operaciones de la miopía con láseres modernos (llamados de Sexta Generación) se encuentran entre las operaciones quirúrgicas más seguras del mundo. Ofrece además una incomodidad mínima y un tiempo de recuperación muy corto, siendo capaces la mayoría de las personas de retomar su rutina diaria -con mínimas limitaciones- en las 24-48 horas siguientes a la cirugía refractiva. Pero lo fundamental es que mejora la calidad de visión respecto al uso de lentes, y la calidad de vida en general al facilitar enormemente actividades diarias como hacer deporte o maquillarse.
Sin embargo, persisten mitos y recelos con respecto a este tipo de operaciones, alimentados por informaciones poco fiables o incompletas desde el punto de vista médico.
¿Las complicaciones son frecuentes y severas?
A diferencia de lo que algunos se empeñan por proclamar, la cirugía refractiva es, de hecho, un proceso muy seguro. Por descontado, no pretendemos decir que no existan riesgos, pero éstos, comparados con los beneficios relativos, no son graves y remiten con el tiempo. Como los halos o sequedad ocular.
La tasa de éxito es muy muy elevada, considerando la tasa de éxito como visión completa (95%) y, según los estudios las mayores complicaciones se daban con las técnicas iniciales (se empezaron a utilizar hace más de 25 años y ha habido mucha evolución). El riesgo de complicaciones graves es mínimo (se estima en una de cada 4000 intervenciones, frente a 1 de cada 2000 portadores de lentes de contacto sufre complicaciones cada año graves asociada al uso habitual de lentes.
¿La cirugía refractiva sólo corrige la miopía?
Con la tecnología actual, es posible intervenir con procedimientos láser a personas con miopía, con hipermetropía y con astigmatismo. Es frecuente que se corrijan a la vez en una misma intervención varios de estos defectos.
¿La cirugía láser no sirve para la presbicia?
Con las técnicas láser podemos intervenir a pacientes que sufren ya presbicia o vista cansada, y que tenían previamente miopía o hipermetropía.
¿El tratamiento no es permanente?
Aunque no es muy habitual, a veces se plantea esta cuestión durante las consultas. La principal preocupación radica en si la cirugía debe llevar un mantenimiento o futuras intervenciones de corrección. Para la tranquilidad de nuestros pacientes, estudios a largo plazo han demostrado que, una vez la córnea se ajusta para corregir la visión, el cambio es permanente. Por supuesto, el ojo es un órgano vivo que sufre modificaciones con el paso de los años, de la misma forma que lo hace el resto del cuerpo. Los ojos de todos cambian en algún grado, incluso los de alguien que no ha necesitado nunca lentes. Sin embargo, se ha demostrado que este efecto es muy pequeño. A partir de los 50 años, la prescripción solo varía en media dioptría por década.
¿Nos podemos quedar ciegos?
Siendo fieles a la verdad, las probabilidades de ceguera a causa de esta intervención en las manos de un cirujano experto que haga uso de la mejor tecnología disponible es en la practica imposible. Para responder a esta cuestión sólo podemos decir que este procedimiento es seguro, rápido, y virtualmente indoloro.
¿Podemos acabar con peor visión que antes?
En más del 95% de los casos según los estudios, la visión posterior es mejor que la que la persona tenía usando lentes.
Según un estudio realizado por los doctores Steven Dell y Steven Schallhorn, en Austin y en San Diego y del que informa la revista Ophthalmology Times, los pacientes que se sometieron a operación para corregir miopía o astigmatismo con lasik, muestran una mejor agudeza visual que aquellos usuarios diarios de lentes y lentes de contacto, y sufren en mucho menor grado molestias.